El camino
Pasa el invierno y hago trasbordo en la siguiente estación sin tiempo de lavar y guardar la ropa. Me veo obligado a llevar chanclas con ...
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Pasa el invierno y hago trasbordo en la siguiente estación sin tiempo de lavar y guardar la ropa. Me veo obligado a llevar chanclas con calcetines y el chaquetón de tres cuartos de franela que estaciones atrás le dió por encogerse de hombros frente al castigo de lo que le venía de arriba. El pantalón que ni pintado ya no le hace ascos al chirimiri, lo pasaron por la piedra e intuyó que su tiempo son los malos.
Entre estaciones, contemplo el futuro con sentimientos encontrados entre la certeza de lo que dejé y la duda de temer lo que no se puede ver. Viajo entre ellas cada vez más rápido, en algunas, sin tiempo a saber por qué lo hago.
Mis oídos, entrenados en el susurro de los compañeros de viaje, me dicen donde estoy y adónde llegaré. Sigo escuchando… nadie grita mi nombre.
Debo seguir el camino.